martes, 26 de febrero de 2013

Ser chong@ y no morir en el intento

Por taty

De pequeña, lo masculino o femenino, hombre o mujer, macho o hembra, eran conceptos dicotómicos externos a mí, eran palabras inventadas por una sociedad que necesitaba clasificar, o eras una cosa o eras la otra, no podés estar afuera de esa clasificación, no podés ser otra cosa que aún no fue inventada. Cómo sentirse qué o quién en un mundo de hombres y de mujeres? Cómo sentirse “otro”…”otro” qué, “otro” quién? Por qué digo “otro”, porque me refiero al “ser”, y el “ser” es masculino en nuestro idioma. Por qué las palabras son masculinas o femeninas? Por qué declaro que en mi niñez mi expresión de género, gran parte del tiempo fue masculina? Porque los demás, ellos, todos… y todas, la sociedad, clasifica sólo en dos. Y eso que yo manifestaba, en formas de vestir, en deseos, en juegos, en expresiones corporales, para ellos y ellas era una expresión de género masculina. Yo no pensaba en lo femenino o masculino, lo pensaban los demás respecto a mí, y entonces juzgaban, “esa niña es masculina, es una machona, es un marimacho”. Al mismo tiempo de ser juzgada por los demás, me halagaban por lo bien que jugaba al fútbol. De más grande, ya no tan niña, quizás más “chica” o preadolescente, dejé de ser machona/marimacho para ser un chico, un pibe, o mejor aún una torta, o tortillera para los más agresivos… Será que somos lo que la sociedad nos dice que somos? Me vestí de granadero, creo que en 4to grado, cuando en la escuela primaria me dieron a elegir, en el acto de una fiesta patria, entre vestirme de granadero o de dama antigua. No me gustaban los vestidos ni los peinetones, ni deseaba que me peinaran el pelo tirante como las bailarinas de ballet clásico, con rodete. Sin embargo, sí tuve que ponerme vestido y zapatitos cuando tomé la comunión católica, porque ahí creo que no me dieron a elegir, las nenas tenían que tener vestido, sobre todo yo, que me lo había encargado hacer a medida mi tía madrina. Cómo no ponerme “su” vestido, que con tanto amor mandó a confeccionarme. Lo que quisiera yo, creo que no les importaba. En el pre escolar, una vez volví del patio llorando, ingresé a una sala donde estaban la maestra y las niñas. Las niñas jugaban en la “casa de muñecas”, yo volví llorando del patio donde estaba el “arenero” donde jugaban los niños. Lloraba porque los niños me habían echado del arenero. Los niños? Los niños tan pequeños echan a las niñas? Sí, los niños tan pequeños decían cosas como “marimacho, acá jugamos los varones”. Acá jugamos o acá “juz-gamos”? La maestra dijo algo que luego repitió mi mamá cuando llegué a casa y en llanto le conté lo ocurrido, “mi pequeña taty, el arenero es para todos los niños y todas las niñas, puede jugar en él quien quiera y tenga ganas de jugar en él, mientras no moleste a otros, ni les haga mal. Y vos, jugando en él, no le hacés mal a nadie”. La maestra retó a los  niños por el acto que hoy, concepto de moda, podríamos denominar “discriminatorio”. Más tarde, jugaba al fútbol porque me gustaba, y los varones no me dejaban jugar con ellos, no sé si porque era mujer, o porque jugaba mejor que ellos y los dejaba en evidencia, tal vez ponía en duda su masculinidad. Aprendí a manejar un auto desde muy pequeña, 8 años, también con ello aprendí a limpiar las bujías, a identificar un carburador dentro del conjunto del motor, o cambiar una cubierta si pinchaba, a medir el agua y el aceite de un motor. Nunca sentí que eso fuera masculino, sentí que eso debía saberlo si me gustaban los autos, si quería conducir el auto de papá, si él me lo prestaba para ir a bailar con mis amigas, o para ir a la escuela ya de más grande. Ser chong@ y no morir en el intento es ser lo que quiero ser, es un deseo de ser persona, de ser mente y espíritu, sin importar los penes y las vaginas, sino las sensaciones, las emociones, los sentimientos, los deseos, los intereses para un bienestar no sólo mío sino de todos y de todas.  

En "Chonguitas: Masculinidades de niñas", fabi tron y valeria flores (La Mondonga Dark). Disponible en:

potenciatortillera.blogspot.com
escritoshereticos.blogspot.com
mondongadark.blogspot.com

lunes, 25 de febrero de 2013

Chonguitas: masculinidades de niñas

Finalmente, se publica a partir de hoy el libro virtual Chonguitas: masculinidades de niñas, de valeria flores y fabi tron, una recopilación de historias donde se revelan señales, huellas, rastros, marcas, cortes, cicatrices, pistas, residuos, vestigios de infancias masculinas, como un trabajo arqueológico de masculinidades no hegemónicas.

"La convocatoria llamaba, a todas aquellas mujeres que recordaran alguna “escena chonguita” en sus infancias, a buscar el registro fotográfico y tratar de decodificar el significado de esa imagen y esa vivencia que tan poco concordaba con lo que se espera de una niña, hecha y derecha. Así nació el libro Chonguitas: masculinidades de niñas (La Mondonga Dark), con 44 imágenes y testimonios, compilado por fabi tron y valeria flores."

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2821-2013-02-22.html

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